Es de esos cortes sabrosos y tiernos que casi nadie pide. Y que, además, es más económico.
Es un corte que se puede hacer al horno, a la parrilla o en estofado.
Si la vas a hacer a la parrilla, al horno o a la plancha, la opción de marinarla le agrega mucho sabor y, a su vez, la ablanda.
Para los comensales de gusto más bien clásico, se puede marinar en vino blanco, dos dientes de ajo y una cucharadita de canela. En los dos casos, sal y pimienta, y recordar que la carne debe permanecer sumergida unas tres horas en el líquido.